Hada madrina para unos, odiada madrastra para otros, Alemania no puede escapar de su sombra en el protagonismo que le corresponde en la gran crisis económica y social europea.
¿Se deshará Alemania del lastre que a día de hoy representan los periféricos, o serán estos los que hagan saltar a Alemania? Las visiones encontradas presentan alternativas para todos los gustos. Y al final acabaremos, como Borges, preguntándonos: “¿Quién nos dirá de quién, en esta casa, sin saberlo nos hemos despedido?”.
Imposible haberlo leído todo, aseguro haberme empeñado en leer cuanto viene cayendo en mis manos acerca de la crisis, de sus culpables y víctimas. Bueno, hay un consenso amplio para atribuir la culpabilidad al sistema financiero en su conjunto, con notas sobresalientes para algunos de los actores del sector.
Y basta asomarse a la calle para advertir que las clases medias y populares son las principales víctimas, aunque no puede ignorarse a ese colectivo cada vez más numeroso a las puertas de la exclusión social, si no ya claramente al margen; seres excluidos.
Las reflexiones que se hacen los expertos y con leves variantes repetimos quienes no lo somos tienen a Alemania en su eje. A través de sus acciones u omisiones; de sus advertencias o consejos tratamos de interpretar el próximo movimiento de quien tiene agarrado con firmeza el mango de esa sartén en la que tratamos de no abrasarnos.
¿Quiere Alemania salvar el euro o se conforma con salvar los intereses que tienen sus bancos en las economías periféricas? ¿Reciben las economías menores de la Unión Europea un trato similar al que desde el BCE dispensaron a Alemania en la necesidad? ¿Sería una solución crear dos euros, uno para alemanes y otros ricos y un segundo para periféricos, hacer convivir un euro rico y un euro pobre?
Podría llenar este blog de preguntas más o menos interesantes, de preguntas, en todo caso, procedentes. No sería capaz, sin embargo, de llenarlo de respuestas; menos de respuestas inteligentes. Tampoco yo puedo escapar de mi sombra, de la condición de periodista.
Aseguran que la creación del euro y su entorno se produjo en buena medida para integrar a la Alemania reunificada que surgió tras la caída del Muro. Es posible que así fuera, pero de lo que no hay duda es de que el entorno euro facilitó la absorción de la Alemania del Este por la Occidental.
En aquellos históricos momentos toda Europa fue comprensiva y paciente ante la deuda y el déficit público alemanes y al renacido país le fueron facilitados todos los estímulos fiscales y monetarios que necesitó.
Hoy, en Europa, ¿solo puede hacerse lo que Alemania permite u ordena? Las medidas que los países amenazados vienen adoptando, que podrían resumirse en el desmantelamiento del estado del bienestar, ¿responden a instrucciones de Berlín? Veo que me deslizo otra vez al territorio fácil de las preguntas de difícil respuesta.
Alemania está recibiendo a manos llenas los capitales que huyen de los países periféricos, con el riesgo indudable de generar una inflación que es, en teoría, el diablo al que dicen querer combatir con su control financiero en Europa.
Alemania sería, posiblemente, la principal víctima de una eventual ruptura del euro que, se estima, representaría una caída del 10% de su PIB. ¿Pueden ser, estas, razones para llegar a ser razonablemente optimistas sobre el futuro inmediato?
Otros dicen que lo que estamos viviendo es la revolución de los ricos, la unión de las clases dominantes del mundo a las que conviene y les va muy bien con la crisis del euro y no permitirán la muerte de su gallina de los huevos de oro. Cínico, pero convengamos que creíble. A ver si va a resultar que por unos intereses u otros vamos a salvar al euro. Del precio a pagar, mejor no hablamos.
Aunque para pesimismo el de algunos analistas que, desde una visión casi apocalíptica, apuntan ya a la victoria de Alemania sobre Europa, su dominio del escenario europeo a través de la economía. Vienen a decir que la expansión que no fue capaz de conseguir por las armas dos veces en el pasado siglo va a alcanzarla ahora a través de su férreo control del euro y del sistema financiero europeo.
Dificil de entender. Es Alemania ¿culpable o inocente?
ResponderEliminarLa reflexión me resulta interesante pero compleja. Si se ve claro que los del sistema financiero son culpables por lo menos.
y AL FINAL QUÉ?