miércoles, 4 de febrero de 2009

LA VIDA QUE VIVIMOS

Estrenarse en un blog implica responder a los más próximos, a quienes te preguntan directamente que por qué; a quienes se interesan por las razones que te han llevado a pisar otro jardín, con todos los que has pateado en una vida que ya empieza a ser larga.

Porque me apetece, puedo hacerlo y hasta es posible que tenga algo interesante que decir. Pienso que estas razones son más que suficientes, lo que me exime de buscar otros argumentos con los que justificar esta decisión.

Arranco este 4 de febrero, que siempre tengo marcado en mi calendario; para no olvidarlo, una prevención que cada vez hay que tener más presente a partir de una edad y una vida bastante vivida.

Mi intención es hablar aquí de todo lo que como persona curiosa que siempre he sido me importa, de lo que el sentido común (no una especial preparación ni capacidad de análisis) me permite transitar sin patinar en exceso.

Hay gente que pasa la vida soñando, peleando contra el mundo o aprendiendo inglés. Yo la paso leyendo periódicos y en ellos encuentro mi principal fuente de invitación a reflexionar.

De las últimas semanas me han interesado, cómo no, la llegada de Obama a la presidencia y sus primeras medidas; la hoja cada vez más afilada del sable por el que camina nuestra economía y nuestros compromisos financieros con ella; los nuevos episodios de padecimiento en Palestina; el desamparo ciudadano ante la adversidad meteorológica; muchas cosas del deporte que tanto me gusta; de la política que me apasiona…

Pero no puedo apartar de la cabeza una noticia de los primeros días de enero: las últimas medidas astronómicas indican que nuestro sistema solar gira a una velocidad de 960.000 kilómetros por hora, un 20% más rápido de lo que se estimaba hasta ahora. La conciencia aproximada de esa velocidad a la que nos mueve la frágil base en la que nacemos, crecemos, nos relacionamos y morimos, esos 266,66 kilómetros por segundo me tienen fascinado.

Pienso en ello y relativizo que mi equipo de fútbol esté en segunda, que el grupo político en el que venía confiando se descomponga a pocas semanas de las elecciones, que la tormenta económica perfecta amenace con llevarse por delante mi particular estado de bienestar.

Y pienso que ya está bien por hoy. Que el segundo mandamiento de un blog debe ser el no aburrir. El compartir viene a continuación y ésta es una invitación a hacerlo. No pensaba contar a nadie que estreno este espacio, pero me incomoda la perspectiva de verme, cualquier día de estos o en el futuro, disculpándome por el ejercicio de onanismo de aquel 4 de febrero.

Bienvenidos a la vida que vivimos.

1 comentario:

  1. Ya venía siendo hora de que se creara un blog de estas características.
    Vaya año, Obama, el ciclón y ahora esto.
    El onanismo, con mesura, tampoco está tan mal.
    Hablamos. Ion

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