jueves, 16 de abril de 2009

LA VIDA DE BRIAN

Antes, mucho antes de que nos llegase esa, para mí estúpida, moda del Hallowe´en, (“truco o trato” han aprendido nuestros niños), alrededor del primero de noviembre y las celebraciones de los difuntos había una representación obligatoria que nunca faltó en la programación de la televisión desde que tengo memoria de este medio de comunicación: Don Juan Tenorio.

Cambiaban el director y los actores, un poco los decorados, se daba más relieve a la taberna o al convento, según. Pero el programa nocturno de aquel festivo giraba alrededor del Don Juan con su sello canalla al que envidiaban secretamente muchos adultos españoles y algunos trataban de emular. Era un golfo que salía barato a la estricta moral de la época: “un punto de contrición/ da a un alma la salvación”, escribió Zorrilla.

Y a qué viene esto, se preguntará el lector, si es abril y no noviembre; si el mito donjuanesco está desacreditado hoy, si hasta la iglesia niega el infierno...

Acabamos de dejar atrás la Semana Santa, esas vacaciones de primavera cada vez más alejadas de las conmemoraciones religiosas que les dan soporte. Las celebraciones tienen aún lugar en muchos puntos de nuestra geografía próxima: sobrias en Castilla, festivas en Andalucía, de aquella manera en otras zonas. Todas las celebraciones tienen en común un componente de atracción turística y les avala la particular consideración de fiesta declarada de interés local, regional, mundial, según el caso. Y como suelen ser numerosos los curiosos que les observan pasar o asisten a sus representaciones, aún hay quienes proclaman la pervivencia del factor religioso en estos festejos.

Un día de la pasada Semana Santa volví a ver “La vida de Brian”, la irreverente y genial película de Monty Python. Lo hago casi todos los años como mi particular contribución a estas fiestas y siempre que veo la película pienso que debería programarse con regularidad, precisamente en Semana Santa, en alguna de las grandes cadenas de televisión. Esta reflexión es la que me ha llevado a recordar el primero de noviembre de mi adolescencia. “La vida de Brian” es una compensación necesaria a toda esa religiosidad de cartón de las procesiones, a tanta hipocresía.

Cuando se estrenó, vi “La vida de Brian” en versión original subtitulada, no sé por qué razón, pero si sé lo que sentí: era un modelo envidiable de creación en libertad. Aquel sentimiento se ha reafirmado bastantes veces, pero sobre todo en dos ocasiones: cuando se proclamo la fatwa contra Salman Rushdie por sus “Versos Satánicos” y más recientemente y con mayor fuerza con motivo de la polémica universal por los dibujos satíricos sobre Mahoma aparecidos en la prensa escandinava. La pregunta consiguiente parece inevitable pero la evitaré a medias por obvia: ¿puede alguien imaginar hoy en los cines una historia paralela a las andanzas de Mahoma, del Alabado?.

“La vida de Brian” es una obra inteligente y desprejuiciada. Conserva vivo el valor añadido que reconocí en su estreno, en el ya lejano 1979, liberador y desmitificador sobre todo para quienes nos hemos formado en la férrea disciplina de los colegios y universidades religiosas. Pero contiene también otras enseñanzas, que se revelan útiles para quienes vivimos la cada vez más incomprensible vida política vasca.

¡Cómo nos recordamos a nosotros mismos cuando para los militantes del Frente Popular de Judea sus principales enemigos no son los romanos sino los integrantes del Frente del Pueblo Judaico! Hay en la película una secuencia de extraordinaria carga simbólica en la pelea que libran militantes de las dos facciones rivales en el palacio de Pilatos, (no recuerdo si son esas mismas o son los del Frente Popular de Judea frente a los de la Unión Popular de Judea) en el que han coincidido con el objetivo común de secuestrar a la mujer del Gobernador de Judea, una pelea que miran divertidos los soldados romanos que hacen guardia en el palacio.

Es impresionante la vigencia que pueden llegar a tener las reflexiones contenidas en una obra cuando es genial. Perdida la oportunidad de su programación en la Semana Santa ya pasada, sugeriría a ETB, la televisión vasca, la programe en los próximos días. El calendario político inmediato ofrece una inmejorable oportunidad para reflexionar sobre esas otras enseñanzas de “La vida de Brian”.

1 comentario:

  1. Se ve que usted y yo somos coetáneos; dada por lo que se ve su pertenencia a la tierra vasca, yo también asístí a las procesiones de cartón piedra del Buen Pastor de Donostia.

    Y del Tenorio, qué le voy a decir; que todavía cada 1 de noviembre lo echo de menos de la mano de (Jose Bódalo quizás en papel secundario...?) ; creo que era pedagógico...

    Pero quizás de sus reflexiones se trasluce un deseo de creer en algo que sólo la "ironía" de Monty Python le reconforta.

    Hacía años que no asistía al Via Crucis del Monte Urgull. En mis tiempos juveniles tenía incluso algo de clandestinidad cuando se salía de cerca de Santa María llevábamos los altavoces al hombro y soñábamos que en vísperas de Aberri Eguna apareciera una Ikurriña por el camino o un Gora Euskadi Askatuta al final del Via Crucis. (alguna vez ocurrió)

    Cuando llegué a casa este año después de muchos sin asistir y que verdaderamente me ilusionó, y le dije a mi mujer que " lo había pasado muy bien en el Via Crucis" no entendió cómo se puede pasar muy bien en un Vía Crucis. LO IMPORTANTE QUE ES PENSAR... dije para mí.

    Usted también piensa, y acerca el problema entre el FPJ y el FPJudaico a nuestra realidad.Yo no he visto la película de Monty aunque la he oido, pero también me niego (me pongo la venda antes de la herida) a ver Camino de hoy día por desagradable y fanática y por responder a una realidad que desearía fuera de antaño, pero que conozco bien.

    Siguiendo con la oportunidad que su blog nos da de PENSAR, el país lo tenemos difícil; LA ENVIDIA es la realidad más palpable de nuestro pueblo; histórica además: oñacinos - gamboinos. Pero no quiero caer en la falta de esperanza e ilusión, aunque la visión de los romanos sentados en la poltrona viendo como nos damos de l. no nos permita sacar algo de la inteligencia que teníamos cuando por las montañas de Navarra despedíamos a un ejército más poderoso que nosotros con Roland a la cabeza: nosotros a pedradas y ellos con toda la maquinaria guerrera.

    En fin, no sé si ETB considerará su ofrecimiento de repescar la película; yo no lo echo de menos, solo espero que este nuevo foro de reflexión por usted iniciado sirva como válvula de escape para constrastar ideas de todo tipo, pero que ésta, al menos centrada en nuestro pueblo, me ha merecido este comentario.

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