viernes, 19 de junio de 2015

JUAN

Juan era el nombre de mi padre, el abuelo de mi hijo Jon. Juan se llamaba el abuelo materno de Maitane, mi nuera. A uno y otro han querido homenajear Maitane y Jon llamando, a su segundo hijo, nacido esta misma tarde de jueves, Juan.

Juan Zabaleta Menezo extiende la gozosa saga que en 2013 abrió Telmo, que en 2014 continuó Julia y que, en este 2015 vive su tercer hito. Bienvenido, ongi etorri, Juan.

Mientras mi tercer nieto vivía sus primeras horas, recibía su primera comida; mientras sus primeras fotografías eran objeto de debate: "es igual que su hermano", para unos; "es igual a su padre", para otros. Mientras estos sucedía en el hospital y sobre todo en las redes, compartíamos con el hermano y la prima de Juan una sesión de payasos en el frontón del Antiguo a la que no faltaba ningún infante del barrio. Con sus padres, unos; con sus abuelos, muchos;  con tíos y otros parientes los demás.

Quienes habían conseguido llenar las gradas y la contracancha del frontón, un lleno de "no hay billetes", eran Pirritx, Porrotx y Marimotots, un trío más importante para casi todos los niños y niñas asistentes, que sus propios padres, que sus abuelos, que la suma de padres y abuelos.

Niñas y niños vivían apasionadamente la propuesta de espectáculo del famoso trío de payasos. No son los niños, precisamente, culpables de la sobrevaloración (por decirlo suave) que tienen los mencionados artistas. Frente al disfrute infantil viví una sesión de profundo escepticismo que no creo que tenga que ver con lo lejos que queda mi infancia. Es culpa de mi manía de racionalizar, de aplicar la cuota correspondiente de sentido común a todo.

Me temo que pronto, solo dentro de unos meses, cuando Juan reciba sus primera raciones de payasos, P, P y M seguirán en primerísima línea y continuarán siendo la referencia del entretenimiento infantil en Euskadi. Llegado ese momento, ojalá lo pase tan bien como esta tarde lo han pasado Telmo y Julia.



Poco importa la valoración que yo, su abuelo, haga. Importan sus emociones, aunque las provoquen puestas en escena que me han parecido tan inconsistentes como la de esta tarde. Bueno, tampoco debería esperarse otra valoración de quien sigue esperando y se prepara para que llegue el momento de contar a sus nietos el regreso de Ulyses a Itaca. Me gustaría que fueran otros espectáculos los que les motivasen, aunque me queda el consuelo de que faltan muchos, muchos años, para que se asomen a historias como "Juego de tronos" si es que alguna vez llegan a conocerlas.

Espectáculos aparte, de Juan, como de Telmo y de Julia espero que llegue a ser una buena persona. Y si me da la oportunidad de ayudarle a alcanzar ese objetivo, seré feliz. Una felicidad de la que estoy seguro participarán a su manera los bisabuelos que le dan su nombre.







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