jueves, 10 de agosto de 2017

36,5 DÓLARES

En los mismos días en que se cerraba el fichaje por el PSG de Neymar Jr. por 222 millones de euros a los que, sumados incentivos e impuestos, elevan la cifra final de la operación a unos 450 millones, pasaba inadvertida otra noticia indirectamente relacionada con el fútbol y con el hasta ahora compañero (y jefe) de Neymar en el FCB, Messi.

Este, el mejor futbolista de la historia, se había casado en los primeros días de las vacaciones de la mayoría de los jugadores con su novia de siempre en Rosario, la ciudad en la que nació. Su boda fue un extraordinario acontecimiento social no solo en la Argentina. Aunque aparentemente selectos, los invitados no fueron muchos: 260, tantos como guardias de seguridad había contratado para la celebración de la fiesta.

¿Qué podían regalar estos invitados a uno de los deportistas mejor pagados del mundo? Messi les pidió que hicieran una aportación a una organización llamada Techo, una ONG latinoamericana que trata de procurar vivienda digna a pobladores de asentamientos precarios. Techo ha publicado las aportaciones recibidas por esta iniciativa: 9.500 dólares. Tocan, en una elemental división, a 36,5 dólares por invitado, una cantidad que es más que un insulto; que es una bofetada.

En la fiesta de la boda habían instalado, entre otras diversiones, un casino. (De las bodas en las que he estado solo en la más reciente disfruté de algo que pudiera asemejarse: una carreta en la que se disputaban las tradicionales carreras de camellos con muñeco de peluche como premio al ganador).

El casino era de los de verdad (también lo era la carreta de los camellos). En el casino, algunos de los participantes en el casamiento se dejaron varios, bastantes miles de dólares; muchos más que los recaudados por todos a favor de Techo.

Es inimaginable un modo más contundente de reflejar la miserable condición humana de unos privilegiados. De la insolidaridad de algunos deportistas, no solo futbolistas, se tiene constancia en las denuncias de que son objeto por las agencias tributarias pero, aunque anecdóticos, esos 36,5 dólares creo que molestan más.

No he encontrado consuelo en la noticia más reciente que vendría a ser el reverso de la originada en el regalo de la boda: el anuncio hecho por otro futbolista, este del MU, Juan Mata, quien propone al conjunto de los jugadores la donación del 1% de su sueldo con destino a una ONG que compagina la práctica del fútbol con la ayuda a los niños más desfavorecidos en cualquier lugar del mundo.

Es una estupenda iniciativa, como era buena la de Messi. Pero, con los antecedentes que conocemos, no es fácil ser optimista. En el mundo del fútbol (no el de Mata, claro; hablemos, por ejemplo, de la UEFA, de la FEF…) parece más probable un fraude que una ayuda.


Pensarán en Techo que cuánta razón asistía a Flaubert en su célebre sentencia: “La fraternidad es una de las más bellas invenciones de la hipocresía social”. 

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