Dice una máxima periodística que comparto plenamente: “ayudadme a entender lo que os digo y os lo explicaré mejor”.
Busco ayuda para tratar de entender lo que sucede en Italia, el paisaje que queda tras la batalla electoral. No encuentro la luz más allá de algunos tópicos que se repiten, de gracias sin mucha gracia: “los que han votado a Grillo se merecen ser gobernados por él”. Reconozco estar perdido en los análisis.
Entiendo que pueda parecer una insolencia ponerme a interpretar lo que los italianos quieren hacer de su parlamento, de su senado, del gobierno que constituyan y contarlo aquí. Pero me puede la curiosidad y trato de asomarme honestamente al escenario de una Italia que, probablemente, no sea muy distinta a la que venía siendo.
Siempre he defendido que cada sociedad tiene el gobierno y los gobernantes que se merece; también nosotros. Y no he dejado de ver con mirada divertida la imposible gobernabilidad aparente en la que hace tanto tiempo se instaló Italia y le ha acompañado hasta hoy. Los pentapartitos gobernantes, las piruetas para formar y deshacer ejecutivos que resultaban más atractivos que la alternancia formal de dos partidos turnándose en el ejercicio del gobierno en otros lugares. Y el país, mejor que mal, funcionaba.
Hasta que llegó Berlusconi. Dejó de hacerme gracia, lo que a nadie importa y, lo que es importante, Italia dejó de funcionar.
La acción de gobierno de Berlusconi me ha hecho sentirme italiano (ya lo probé en España 82 y me gustó bastante) para poder deplorarla como desgracia propia; para aborrecerla tanto como creía que solo se puede despreciar a los propios.
Pensaba de verdad que sus maniobras políticas estaban ya descontadas y sólo le quedaba el asilo. Pero es increíble y quien ha dejado la peor huella que puede dejar un gobernante, la corrupción institucional, ha vuelto y casi gana.
Hay quien se sorprende por la fragmentación; no entiendo porqué. Entiendo mejor la sorpresa por el tsunami provocado por el Movimento 5 Stella (M5S), la agrupación antisistema que en principio parece va a conseguir que se produzcan extrañas coaliciones que eviten la convocatoria de nuevas elecciones que, a cuenta del M5S, traerían un tsunami aún mayor.
¿Y qué es este M5S que lidera el cómico Beppe Grillo y hay quien compara con el Syriza griego? Es un paralelismo difícil de establecer salvo que se trata de un movimiento con base en gente cabreada con la política y los políticos. Y, lo que debería preocuparnos, predispuestos a salir del euro. Sería una desgracia pero no definitiva si quien saliera fuera Grecia; con Italia fuera, el derrumbe europeo sería inevitable.
Federico Mello, profundo conocedor del M5S al que sigue desde el momento de su alumbramiento, dice que el movimiento lleva en su seno la esencia del populismo: decirle a cada uno lo que quiere escuchar. Y que trata así de abarcar todo el abanico del descontento sin alejar a ningún potencial elector. Y precisa: “más que una alternativa de gobierno eligen unos perros guardianes que llevan la contraria a los otros políticos”.
¿Suficiente para calificarlo de antisistema como advierto que yo mismo he hecho? Creo que sí, aunque es justo reflejar también una visión más amable y positiva como la que el escritor Michele Monina obsequia al M5S: “un movimiento que ha regalado una idea de futuro a una generación fantasma”.
No constituye ningún análisis sociológico ni tiene validez estadística; faltaría más. Pero cuando he llamado a un amigo italiano en busca de argumentos con los que alimentar mi curiosidad ha concluido: nada ha cambiado; todo sigue igual. Llovía en Roma cuando hablábamos. Y ya sabes, me ha dicho: Piove? Porco Governo.
Creía que conocía al Profesor Zabaleta; cada día que pasa me desconcierta mas, pero como me decía un buen amigo navarro, la "sorpresa es el inicio de todo el conocimiento". Solo puedo decir que me parece una excelente reflexión sobre la situación italiana.Que pena que el Profesor no se acerque mas a su pais y entorno, en el que creo podría también encontrar jugosos comentarios
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